domingo, 1 de mayo de 2011

CRÓNICA DEL AÑO PASADO

LA ZONA RURAL,
CONTRASTE DEL MANTA DESARROLLADO
El pasado miércoles 13 de octubre de 2010, pensando que a toda hora había carros disponibles para viajar al centro de Ligüique, llegué a las nueve de la mañana a los alrededores del Mercado Municipal Central de Manta sector donde estacionan las camionetas que facilitan la movilidad hacia la zona rural. Pregunté a los chóferes ¿quién saldría hacia el lugar antes mencionado?; todos coincidían que solo uno de entre todos ellos se dirige hacia ese punto ya que los demás hacen el recorrido pero no entran hasta el pueblo pues se dispersan hacia otros poblados como San Mateo, El Aromo, Pacoche, San Lorenzo, Río Caña, Las Piñas, El Abra y Santa Rosa.

Me acerqué para dialogar con el único conductor que cubre la ruta que me interesaba, el señor Vicente Reyes, manifestó que iniciaría el viaje entre las diez y treinta u once de la mañana. Mientras esperaba observé que en ese lugar confluyen un sinnúmero de habitantes oriundos de los pocos fragmentos agrarios que aún conserva Manta. Se distinguen por la educación campestre al saludar y hablar. Ellos cuentas de las precarias carreteras internas de sus localidades. Que no tienen agua, la energía eléctrica es deficiente, ni siquiera señal telefónica hay, comentan. Reniegan de sus líderes rurales. Sin embargo, escuchan y palpan la obra municipal de la actual administración en áreas urbanas de Manta, de la misma forma, la labor que realiza el Gobierno central del país a nivel de vías; para ellos eso es esperanzador y desean que sus comunidades pronto sean tomadas en cuenta.

Ligüique es una de las comunas más antiguas del Ecuador, según datos de la Federación de Comunas, en 1933 los habitantes del sector solicitaron la categoría de Comuna perteneciente a la Parroquia San Lorenzo; recién en 1952 se concretó ese petitorio. Sin embargo, a finales de 2010 aún no cuentan con servicio de transportación pública constante. Los ciudadanos de ese hermoso y turístico sector rural de Manta, convergen en los alrededores del Mercado Municipal Central de Manta, allí don Vicente Reyes, habitante de Ligüique, en una pequeña camioneta presta el servicio de transportación a sus coterráneos en un horario específico, pues no es a cada rato. Él explica que tienen divergencias con los chóferes de los carros inter-cantonales que cubren la ruta Manta – Jipijapa, pues no les quieren dejar laborar a las camionetas, lo cual estaría bien, si los buses en mención, ingresaran a cada uno de los poblados rurales apostados a lo largo de la conocida Ruta del Sol o Spondylus lo cual no ocurre, un ejemplo es que esos buses recorren la ruta Spondylus, pero desde allí los habitantes de Ligüique deben caminar 45 minutos aproximadamente hasta el centro de su localidad, a donde sí llega la camioneta conducida por Vicente Reyes.

Iniciamos nuestro viaje, en cuyo recorrido visualicé que desde la urbanización Manta Beach los trabajos de regeneración y ensanchamientos de vías no paran, se extienden por la costanera hasta la entrada de San Mateo. Luego un complejo deportivo y un pequeño sub-centro de salud, una escuela y los alumnos con sus zapatos y pantalón de uniforme empolvados, casitas de caña guadua, mixtas y de hormigón armado, en su mayoría de una planta, revelan el asentamiento de un poblado que las señaléticas viales distinguen como sitio El Aromo. De igual manera continúa la entrada a Pacoche y el sitio San Antonio; de pronto a pesar del radiante sol los pasajeros empezaban a abrigar a sus hijos, es que en esa zona el clima cambia por completo, de soleado a cálido y luego el frio. El boscaje seco y desértico suelo que se observó hasta la llegada a San Antonio, ahora se torna frondoso y verde, un micro clima único, limpio e inspirador.

Continuando por la Costanera un camino empedrado con un letrero indican que allí es la entrada a Ligüique, es decir el sitio donde se quedan los pasajeros que abordan los buses que cubren la ruta Manta – Jipijapa, “desde allí hasta el centro de Ligüique hay 45 minutos a pie, caminando duro”, indica don Crisanto Reyes, quien viaja a nuestro lado. Pero como nosotros transitamos en el vehículo que conduce don Vicente no tendernos que caminar, claro porque es verano, si fuera invierno otro sería el cantar.

Don Crisanto Reyes, tiene 62 años de edad, es ex dirigente de su natal Ligüique y un conocedor de los pros y contras del sector que en un tiempo fue netamente agrícola. En la actualidad los habitantes se dedican a la pesca; “otros se fueron para la ciudad a trabajar”, señala don Crisanto, quien a nuestra llegada me invita a sentarme en la sala de su vivienda, allí su esposa, doña Aidé López Mero, me recibe con hospitalidad a través de un afectuoso saludo, comportamiento característico de los manabitas. Él es un orgulloso de su tierra y sus costumbres, de sus dialectos, de su gente; pero denuncia que su localidad ha sido descuidada por los líderes a quienes les concierne trabajar por la zona rural como don Segundo García y el presidente de la Junta Parroquial don Salomón Rivera, quien la única canción que conoce es –no hay presupuesto–.

Añade: “Hay cosas como la luz –energía eléctrica– que un día se va y otro día llega, es un servicio ineficiente; ni se diga el agua que nos la dan cada 15 días o cada mes, a veces compramos a los tanqueros –se abastecen a través de tanqueros–. En la montaña hay bastante agua, no sé qué pasará, si son los trabajadores o el presidente de la Junta de Agua, Raúl Calderón, habitante de Pacoche, que no abren la llave de paso”. Dice que el puente ubicado en el trayecto al pueblo: “está virocho, antitécnico ya que solo puede cruzar un carro a la vez”. Además que desde hace varios años han solicitado al Consejo Provincial la construcción del puente que una a la carretera principal con la escuela 4 de Noviembre la única que existe en el lugar y donde los alumnos llegan atravesando a píe el profundo, seco y polvoriento río o estero que en invierno anega el sitio dejándolo intransitable para los vehículos y los lugareños deben pasar al hombro a los más pequeños y los víveres que adquieren en el centro de la urbe.  

“Hace tres años oficiamos al Consejo Provincial y constantemente viabilizábamos los trámites para que nos edifiquen ese puente; conversamos con el Ing. Víctor Espinoza, ellos nos prometieron el puente. Hicieron los estudios y fue  aprobada la construcción pero no han cumplido” explica Reyes. Temen por la cercanía del invierno pues se quedan aislados. Añade que la presidenta de la Comuna doña Julia Ávila, no se pronuncia al respecto y que no informa a la comunidad, mensualmente, de los trámites que ella realiza a favor de Ligüique. De las telecomunicaciones dice: –“No llega la señal, para una emergencia tenemos que subir a 100 metros en las lomas para poder llamar, y eso cuando el viento está durito porque si está calmo no se agarra señal”–.

            A pesar de la dura situación los habitantes de Ligüique no se amilanan ante la falta de circulante y de empleos en el sitio. También saben que las gestiones para conseguir obras son engorrosas pero sí hacen el llamado a las autoridades para que no les desamparen e inauguren el Buen Vivir en la zona rural, donde dicen, los trabajos son escasos, las mujeres tienen que buscar el centro de Manta para laborar lo cual es difícil. La única ocupación en Ligüique es la pesca; sin embargo, los bancos de peces están lejos y los pescadores deben arriesgarse llegando hasta Perú o las Islas Galápagos, donde es prohibido pescar. Razones por las que quienes se dedican a esta actividad no progresan ya que gastan más dinero en los implementos para salir a faenar que lo que ganan con lo que pescan. “La vida del pescador actual es sufrida. A veces se van dejando a sus familias por 15 ó 20 días y solo vienen con 10 ó 20 dólares, la poca captura que hacen la aprovechan los dueños de barcos o los comerciantes. Los sufridos pescadores son marginados en la paga”. “La agricultura ha decaído casi en su totalidad ya no es rentable como antes”, exterioriza.

            La conversación llega a su fin pues don Vicente Reyes sale en su último viaje del día hacia el centro de la ciudad. Don Crisanto Reyes aprovecha para saludar a Manta en su aniversario de cantonalismo y le dice a las autoridades municipales que no se olviden de la zona rural, que allá también hay niños deseosos de estudiar; personas que necesitan sub-centro de salud, servicios básicos eficientes, obras primordiales para que la gente no se vea obligada a realizar éxodo a la ciudad. Dice que los pescadores se están agremiando a través de una Cooperativa Artesanal de Pescadores para conocer y cumplir sus responsabilidades pero al mismo tiempo defender sus derechos por lo que el llamado a la Subsecretaria de Pesca es que los apoyen, que les den respaldo. Que ellos no reniegan de su tierra, ni de la administración municipal pero sí solicitan la atención debida que constitucionalmente les corresponde. Que Ligüique es un bello sitio turístico y requieren aprovecharlo para lo cual es necesario se los dote eficientemente de agua, electricidad, salud, telecomunicaciones, vías internas en buen estado, etc.; concluye exhortando a todos los habitantes de las zonas rurales de Manta exigir a sus líderes que gestionen y cristalicen obras mancomunadamente. A los representantes del Municipio de Manta y del Consejo Provincial, que no olviden sus orígenes, que los pescadores y agricultores rurales también son parte del sector productivo, cultural y ancestral de Manta. 

Esperemos que en la actualidad la situación socio-económica de este importante sector haya mejorado, pues la política del Alcalde de Manta, Ing. Jaime Estrada Bonilla, es inclusiva y busca mejorar el nivel de vida de los mantenses en general.    
                       
POR: FRANKLIN PINELA MANTUANO

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